“Se puso mucho de moda lo digital. Preferían poner una lona que les costaba 300 pesos, cuando a lo mejor el rótulo iba a salir en mil 500”, explicó el rotulista Josué Olvera Cázares
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Los emprendedores que deciden abrir un negocio saben que no es fácil atraer a los clientes. Algunos optan por poner música y contratar edecanes o entregar folletos que la mayoría de transeúntes rechazan; mientras que otros recurren a un método más colorido y perdurable, un rótulo hecho a mano.
Un rótulo resalta a la vista la esencia del negocio e informa a los clientes sobre los productos o servicios que ofrece. Esto es algo que tienen claro la señora Eli Zamudio y su hija egresada de una academia de belleza, Akari Juárez, quienes confiaron la fachada del nuevo negocio de uñas acrílicas al rotulista Josué Olvera Cázares.
Para diferenciarse de los más de cuatro mil 500 nuevos negocios de bajo impacto que abrieron durante este año en la Ciudad de México, las comerciantes de Miau Nails Studio pensaron en una imagen que llamara la atención de automovilistas y peatones.
Tener una concept clara facilitó la labor del experto en trazar logotipos, quien sin pensarlo dos veces, realizó los primeros brochazos en el lienzo y una vez terminada la obra, se dio el tiempo para relatar cómo ha cambiado el oficio de los rótulos durante más de 20 años de experiencia.
De lo tradicional a lo digital y viceversa
A primera hora, el rotulista Josué Olvera Cázares acudió al native en la alcaldía Gustavo A. Madero, para trabajar en la pared del primer piso. De su automóvil sacó las herramientas de trabajo: pinceles, pintura, nivel y una escalera.
Related a los artistas renacentistas, calcó el brand en la fachada con la ayuda de gises y una lona perforada con la imagen a plasmar. Esta y otras técnicas las aprendió a lo largo del tiempo, ya que desde los 12 años se ha dedicado al oficio de los rótulos.
“Yo comencé a realizar este oficio gracias a un vecino que tenía, pintábamos bardas para los bailes, publicidad de política, campañas políticas, eventos sociales, culturales y todo eso”, reveló.
Una vez puesto en marcha el proyecto, las emprendedoras del estudio de uñas, Eli Zamudio y su hija Akari Juárez se asomaban ansiosas para ver los cambios en la fachada tras cada pincelazo en un rótulo económico, artesanal y personalizado. Algo que, una lona con diseño digitalizado, no les podría brindar.
“Definitivamente es mucho más económico y, pues no sé, se me hace como más personalizado, se me hace como más bonito. Al menos a mí, sí se me hacen más bonitos los rótulos que los plotters”, señaló.
Sin embargo, el rotulista aclaró que la preferencia por los rótulos a mano, no ha sido igual, ya que hace unos años, los precios bajos de los diseños en computadora generaron la sustitución de la delicadeza y precisión de las pintas a mano alzada del nombre o número telefónico del negocio.
“Se puso mucho de moda lo digital y realmente los rotulistas íbamos para abajo. No había mucha contratación para eso, preferían poner una lona que a lo mejor les costaba 300 pesos, cuando a lo mejor el rótulo iba a salir en mil 500”, resaltó.
Esta situación orilló al rotulista a adentrarse en los diseños para plotter, pero comenta que poco a poco la gente comprendió que los rótulos hechos a mano favorecen más a su economía, pues son resistentes a la intemperie y casi no necesitan mantenimiento.
Los anuncios de compra-venta de artículos o servicios se han vuelto parte de la cotidianidad. Es común escuchar los merolicos y el famoso perifoneo de fierros viejos o ver los clásicos carteles de precios en los puestos de tianguis y supermercados, así como los rótulos en los negocios con tipografías diferentes en colores brillantes.
Estas formas de anunciar, al igual que los rótulos forman parte de la cultura mexicana, incluso la señora Eli Zamudio, comerciante de Miau Nails Studia, recuerda haber visto desde pequeña estas pintas en los establecimientos y puestos callejeros de las colonias más populares de la Ciudad de México.
“Es muy representativo de México desde hace muchísimos años. Yo me acuerdo, porque antes iba mucho a la Guerrero y […] principalmente en las pulquerías y todo eso, eran rótulos y te decían qué period lo que se vendía en las tiendas, en las misceláneas”, relató.
Como bien menciona, durante el siglo XX, los artistas representativos de México dejaron huella en los locales de la capital: Juan O’Gorman plasmó sus trazos en la pulquería ‘Los Fifís’ de la colonia Centro, mientras que los alumnos de Frida Kahlo intervinieron la pulquería ‘La Rosita’, en Coyacán. Esto sirvió de ejemplo para muchos rotulistas y decoradores que buscaban seguir con la tradición.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la perspectiva sobre los rótulos en locales cambió. Ahora, bajo la concept de “limpieza y belleza”, se implementó un régimen en la alcaldía Cuauhtémoc, que consiste en retirar de los puestos de comida los clásicos mensajes de “Tremendous Tortas” o los dibujos de cerditos sonrientes en cazos.
Compartimos el siguiente #BoletínDePrensa respecto a la apertura de 4 mil 575 negocios de bajo impacto en la #CiudadDeMéxico durante el primer trimestre de 2022.
Esto representa mil 251 establecimientos más que en el mismo periodo de 2021. pic.twitter.com/r6MJAdohWE
— Secretaría de Desarrollo Económico (@SedecoCDMX) April 5, 2022
Ante esto, el rotulista Josué Olvera Cázares opina que se está intentando borrar una parte emblemática de la cultura mexicana y restringir una práctica que identificaba a la ciudad capitalina, como un lugar donde los rótulos son una herramienta para desarrollar la creatividad.
“Venir a la Ciudad de México y no ver un puesto de tortas rotulado con una torta ahí, con todos sus ingredientes, pues es como no estar en la Ciudad de México”, puntualizó.